INGREDIENTES [para 8 panecillos]:
- Harina de trigo panadera - 250 gramos
- Harina de fuerza* - 250 gramos
- Leche - 225 gramos
- Mantequilla - 60 gramos
- Azúcar - 50 gramos
- Huevos - 2 grandes
- Sal - 10 gramos
- Levadura seca de panadería - 3 gramos
ELABORACIÓN DE LA RECETA
02. Tras la autolisis, volcamos y extendemos la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada. Repartimos la sal por la superficie, y amasamos durante 1 minuto. Boleamos la masa (bolear significa formar una bola). Os recordamos que podéis ver como se bolea la masa en el vídeo de la receta de las bases de piza. Una vez boleada la metemos en el cuenco, tapamos con un trapo y dejamos reposar durante 15 minutos.
03. Pasados los 15 minutos, añadimos la levadura siguiendo el mismo patrón que con la sal. Amasamos 1 minuto, boleamos, metemos la masa en el cuenco, tapamos y dejamos reposar durante 15 minutos.
04. Tras el reposo, volvemos a repetir otro amasado (1 minuto) y dejamos reposar (15 minutos).
05. Pasado el reposo, ponemos de nuevo nuestra masa sobre la superficie de trabajo previamente aceitada. El superficie exterior de la masa ya debería empezar a tener un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, repetimos otro ciclo de amasado y reposo. Si la superficie es lisa y brillante, nuestra masa está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente el cuenco, boleamos nuestra masa, siguiendo las imágenes del vídeo mencionado, la metemos en el cuenco, tapamos y dejamos que actúen las levaduras hasta que el volumen de la masa se doble.
06. Una vez que la masa ha doblado de volumen, la volcamos sobre la mesa de trabajo y la dividimos en 8 porciones iguales. Boleamos cada porción, y la dejamos reposar sobre la mesa, tapadas con un trapo, durante 20 minutos.
07. Transcurridos los 20 minutos, formamos los panecillos. Para ello, cogemos una de las bolas y la aplanamos ligeramente dándole una forma redondeada. Plegamos la mitad superior hacia el centro. Hacemos lo mismo con la mitad inferior. Por último, volvemos a plegar la mitad superior, pero, esta vez, llevándola hasta el extremo inferior, como si se tratase de cerrar una empanada con forma de luna. Sellamos bien la junta pellizcando con suavidad. Ponemos cada panecillo, con el cierre hacia abajo, sobre una bandeja de horno previamente forrada con papel vegetal. Repetimos el proceso con el resto de porciones de masa.
08. Dispondremos los panecillos en bandejas para horno, bien separados entre sí para que no se peguen al fermentar. Una vez que los tenemos en las bandejas (cuatro por bandeja), los pincelamos con un glaseado de huevo batido con una pizca de sal. Tras pincelar todos los panecillos, haremos varias marcas en su superficie con una cuchilla de afeitar o un cuchillo muy afilado. Dejamos fermentar hasta que los panecillos aumenten un poco de tamaño y se sientan esponjosos al tacto.
09. Precalentamos el horno a 230º.
10. Una vez que los panecillos han alcanzado el punto de fermentación indicado, procedemos a hornearlos, para ello; metemos una bandeja al horno, bajamos el termostato a 190º y horneamos durante 20-25 minutos o hasta que nuestros panecillos alcancen un dorado intenso. Al acabar de hornear la primera de las bandejas, volvemos a subir el termostato a 230º, y esperamos 15 minutos para hornear la segunda bandeja. Debemos recordar bajar el termostato a 190º al introducir la segunda bandeja.
11. Una vez horneados, dejamos enfriar sobre una rejilla durante una hora.
ANOTACIONES Y CONSEJOS
Los tiempos de amasado son orientativos, ya que las harinas cambian mucho de un lugar a otro. Por ello, una masa puede tardar más o menos en desarrollar una superficie lisa y brillante. Nos guiaremos siempre por el aspecto de la masa, y no seguiremos al pie de la letra las instrucciones de la receta.
Los tiempos de fermentación dependerán de la temperatura ambiente, por lo que en verano las masas fermentarán antes que en invierno.
La cantidad de levadura expresada en la receta es la óptima para obtener un pan de gran calidad. El buen pan necesita tiempo para desarrollar todo su sabor, por lo que, si añadimos más levadura de la necesaria con el fin de acelerar la fermentación, obtendremos un pan de menor calidad.